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Versículos Bíblicos: Sabiduría

Algunos versículos bíblicos que nos hablan acerca de la sabiduría y nos exhortan a abrazarla.

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.
Proverbios 1:7
La sabiduría clama en las calles, alza su voz en las plazas;
clama en los principales lugares de reunión;
en las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones.
¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza,
y los burladores desearán el burlar,
y los insensatos aborrecerán la ciencia?
Proverbios 1:20-22
Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas;
y todo cuanto se puede desear,
no es de compararse con ella.
Yo, la sabiduría, habito con la cordura,
y hallo la ciencia de los consejos.
El temor de Jehová es aborrecer el mal;
la soberbia y la arrogancia,
el mal camino, y la boca perversa, aborrezco.
Conmigo está el consejo y el buen juicio;
yo soy la inteligencia; mío es el poder.
Proverbios 8:11-14
Hijo mío, si recibieres mis palabras,
y mis mandamientos guardares dentro de ti,
haciendo estar atento tu oído a la sabiduría;
si inclinares tu corazón a la prudencia,
si clamares a la inteligencia,
y a la prudencia dieres tu voz;
si como a la plata la buscares,
y la escudriñares como a tesoros,
entonces entenderás el temor de Jehová,
y hallarás el conocimiento de Dios.
Porque Jehová da la sabiduría,
y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.
Proverbios 2:1-6
...Él provee de sana sabiduría a los rectos;
es escudo a los que caminan rectamente.
Es el que guarda las veredas del juicio,
y preserva el camino de sus santos.
Entonces entenderás justicia, juicio y equidad,
y todo buen camino.
Cuando la sabiduría entrare en tu corazón,
y la ciencia fuere grata a tu alma,
la discreción te guardará; te preservará la inteligencia,
para librarte del mal camino...
Proverbios 2:7-12
Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría,
y que obtiene la inteligencia;
porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata,
y sus frutos más que el oro fino.
Más preciosa es que las piedras preciosas;
y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.
Largura de días está en su mano derecha;
en su izquierda, riquezas y honra.
Sus caminos son caminos deleitosos,
y todas sus veredas paz.
Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano,
y bienaventurados son los que la retienen.
Jehová con sabiduría fundó la tierra;
afirmó los cielos con inteligencia.
Con su ciencia los abismos fueron divididos,
y destilan rocío los cielos.
Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos;
guarda la ley y el consejo,
y serán vida a tu alma, gracia a tu cuello.
Entonces andarás por tu camino confiadamente,
y tu pie no tropezará.
Proverbios 3:13-23
Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;
no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;
no la dejes, y ella te guardará; ámala, y te conservará.
Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría;
y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.
Engrandécela, y ella te engrandecerá;
ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado.
Proverbios 4:5-8
Ahora, pues, hijos, oídme,
y bienaventurados los que guardan mis caminos.
Atended el consejo, y sed sabios, y no lo menospreciéis.
Bienaventurado el hombre que me escucha,
velando a mis puertas cada día,
aguardando a los postes de mis puertas.
Porque el que me halle, hallará la vida,
y alcanzará el favor de Jehová.
Proverbios 8:32-35
Dejad las simplezas, y vivid,
y andad por el camino de la inteligencia.
...Da al sabio, y será más sabio;
enseña al justo, y aumentará su saber.
El temor de Jehová es el principio de la sabiduría,
y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia


Versículos Bíblicos: Aliento

Algunos versículos bíblicos que nos animan a estar alegres y confiados.

El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.
Proverbios 15:13
El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos.
Proverbios 17:22
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Juan 16: 33
Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho.
Hechos 27:25
Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.
Deuteronomio 31:6
Se alegrará el justo en Jehová, y confiará en él; y se gloriarán todos los rectos de corazón.
Salmos 64:10
... Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová.
Salmos 105:3
... A quién amáis sin haberle visto, en quién creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso...
1 Pedro 1:8
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4:7
Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón.
Salmos 31:24
...no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza.
Nehemías 8:10
Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
1 Tesalonicenses 5:16-18
Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación.
Habacuc 3:17-18 Así como yo he sido perdonado

Palabras de Inspiración con algunas reflexiones acerca del perdón.

"Esta mañana medite sobre el deseo de Dios de perdonarme, revelado en las palabras del Salmo 103,12: 'Tan lejos como está el oriente del ocaso, aleja Él de nosotros nuestras rebeldías". En medio de todas mis distracciones, fui tocado por el deseo de Dios de volver a perdonarme una y otra vez. Si volvía a Dios con un corazón arrepentido después de haber pecado, Dios estaba siempre allí para abrazarme y permitirme comenzar de nuevo. 'El Señor es compasivo y clemente, tardo a la cólera y lleno de amor'. Es difícil para mí perdonar a alguien que realmente me ha ofendido, especialmente cuando ha sucedido más de una vez. Empiezo a dudar de la sinceridad del que me pide perdón por segunda, tercera o cuarta vez. Pero Dios no lleva la cuenta. Dios sólo espera nuestro regreso, sin resentimiento o deseo de venganza. Dios nos quiere en casa. 'El amor del señor es eterno'. Quizás la razón por la que se me hace difícil perdonar a otros es que yo no creo totalmente que soy una persona perdonada. Si pudiese aceptar plenamente la verdad de que estoy perdonado y que no debo vivir con culpa o vergüenza, sería realmente libre. Mi libertad me permitiría perdonar a otros, setenta veces siete. Al no perdonar, me encadeno al deseo de desquitarme y, por lo tanto, pierdo mi libertad. Una persona perdonada perdona. Esto es lo que proclamamos cuando rezamos: 'Y perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden'. Esta lucha, que dura toda la vida, yace en el corazón de la vida cristiana".
Henri Nouwen. Camino a Casa
"Necesitamos sanar las heridas. Somos los sembradores de la paz y de la esperanza en el mundo. Si no sanamos, una por una, las heridas, pronto comenzaremos a respirar por ellas, y por las heridas sólo se respira resentimiento. Pocas veces somos ofendidos; muchas veces nos sentimos ofendidos. Perdonar es abandonar o eliminar un sentimiento adverso contra el hermano. ¿Quién sufre: el que odia o el que es odiado? El que es odiado vive feliz, generalmente, en su mundo. El que cultiva el rencor se parece a aquél que agarra una brasa ardiente o al que atiza una llama. Pareciera que la llama quemara al enemigo; pero no, se quema uno mismo. El resentimiento sólo destruye al resentido. El amor propio es ciego y suicida: prefiere la satisfacción de la venganza al alivio del perdón. Pero es locura odiar: es como almacenar veneno en las entrañas. El rencoroso vive en una eterna agonía. No hay en el mundo fruta más sabrosa que la sensación de descanso y alivio que se siente al perdonar, así como no hay fatiga más desagradable que la que produce el rencor. Vale la pena perdonar, aunque sea solo por interés, porque no hay terapia más liberadora que el perdón. No es necesario pedir perdón o perdonar con palabras. Muchas veces basta un saludo, una mirada benevolente, una aproximación, una conversación. Son los mejores signos de perdón. A veces sucede esto: la gente perdona y siente el perdón; pero después de un tiempo, renace la aversión. No asustarse. Una herida profunda necesita muchas curaciones. Vuelve a perdonar una y otra vez hasta que la herida quede curada por completo".
Ignacio Larrañaga. Muéstrame Tu Rostro
"Cada vez que te sientas herido, ofendido o rechazado, atrévete a decirte a ti mismo: Estos sentimientos, por más fuertes que sean, no reflejan lo que realmente soy. La verdad, aunque no pueda sentirla en este momento, es que soy el Amando desde la eternidad, y me sostiene la seguridad de Su abrazo para siempre".
Henri Nouwen. Tu Eres Mi Amado
"En su última semana de vida Henri fue capaz de no darle importancia a los rechazos. A su amigo Nathan Ball, director de Daybreak, le pidió que dijera a la gente que él pedía perdón a cada uno y ofrecía su perdón a todos. En cierto sentido era su 'perdónalos porque no sabían lo que hacían", pero también "perdóname porque yo tampoco sabía lo que hacía'. Para Henri el perdón recíproco era central para la comunidad, tanto en la vida como en la muerte".
Chris Glaser. Meditando con Henri Nouwen
"Y dijo: Mi Dios, primeramente pon la mano sobre el corazón de tu siervo para que regrese la paz. Sácame la espada de la ira y cúrame la herida. Sosiega mi corazón y mis entrañas antes de que tu siervo pronuncie palabras graves. En esta tarde de oro, en tus manaos de misericordia deposito estas rosas rojas de amor: No despreciaré a los que desprecian. No maldeciré a los que maldicen. No juzgaré a los que condenan. No odiaré a los que explotan. Amaré a los que no aman. No excluiré a nadie de mi corazón".
Ignacio Larrañaga. El Pobre de Asís
"Mi sufrimiento me capacita para poder entender el sufrimiento de otros. Como dice el lema del salón de clases: 'No puedes tocar al herido hasta que no tengas unas manos cicatrizadas'. Las manos cicatrizadas no sólo me hacen estar más abierto a mis estudiantes, sino también a Cristo. Me doy cuenta de que oro más honestamente, y aún comparto mi enojo por la lentitud de Cristo para sanarme. Tengo el anhelo de darle a jesús mis sentimientos y de continuar curándome, conforme voy tomando su mente y su corazón. Cuando un recuerdo está sanando lo empiezo a ver con la mente y el corazón de Cristo; no quiero tanto perdonar y olvidar como perdonar y recordar lo que Cristo ve (la maduración y el posible desarrollo que Él promete: 'Sabemos que Dios trabajó en todo para el bien de los que le aman' - Romanos 8:28). Por eso dejo que Cristo me muestre la madurez que surgió por haber sido criticado, como aquella ocasión que probablemente salvó mi vocación religiosa. Sino hubiera sido criticado, quizá no hubiera empezado a orar nuevamente, y hubiera perdido fácilmente mi vocación, como les pasó a la mitad de los que estaban dando clases como yo. Mientras más agradecido estaba por los dones provenientes de haber sido criticado, más dispuesto estaba a perdonar. No trato de perdonar al que me critica con mi propia energía, sino que le pido ayuda a Cristo para que mi perdón sea tan profundo como lo es su aceptación por mi persona. Una vez que el estado de depresión me enseña la profundidad de mi debilidad, es muy difícil criticar la debilidad de los otros. Generalmente tiro mi catálogo de todas las formas para lograr la perfección, pongo más interés en pedirle a Dios su ayuda para madurar a partir de los fracasos. Antes pedía en mis oaraciones no ser lastimado por la crítica, ahora pido que pueda madurar a partir de ella".
Dennis Linn y Matthew. Sanando las Heridas de la Vida
"Al amable todo el mundo ama, al respetable todo el mundo respeta. Con el encantador todo el mundo simpatiza. Pero ¿perdonar al ofensor, callar ante una grosería, ser afectuoso con el insoportable? Sólo aferrados a un Jesucristo vivo se puede tragar saliva, ceder, dejar pasar, tener paciencia, comprender, perdonar... Oh mi Señor Jesucristo, concédeme la gracia de que, en este día, pueda perdonar las ofensas antiguas y recientes, responder con dulzura cuando me levanten la voz, dar muestras de cariño a las personas difíciles, callar ante una grosería, tener paciencia con las personas desagradables, no dar importancia a las cosas pequeñas. Y así, mi Señor, yo seré tu fotografía viviente, amén".
Ignacio Larrañaga. El Sentido de la Vida
"Los santos modernos son personas comunes y corrientes que usaron las heridas como dones; heridas que hubieran dañado psicológicamente a los que no perdonan una ofensa y no la viven como don. Perdonar hasta el grado de quedar agradecidos por la posible madurez que surja de la herida, no es una perogrullada mágica e indolora, que trae salud psíquica y espiritual. Otro santo moderno fue Martin Luther King quien no encontró que los perros de la policía mordieran menos, o que las puertas de la cárcel se abrieran de repente, cuando pudo perdonar a la policía de Birmingham. Perdonar hasta el grado de agradecer la madurez no es una forma de manipular a Dios y obtener cosas a nuestra manera, sino una forma de traer la curación a Su tiempo y a Su modo. Dios no promete eliminar nuestros problemas, pero sí nos promete la ayuda para enfrentarlos y para madurar a partir de ellos, hasta que podamos decir la oración serena: 'Dios, otórgame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar aquellos cosas que sí puedo, y la sabiduría para conocer la diferencia'".
Dennis Linn y Matthew. Sanando las Heridas de la Vida
"Un verdadero paso de valor y voluntad. Tenemos que perdonar a quienes nos hicieron daño. La razón es sencilla: la amargura y la falta de perdón se asientan en lo profundo de nuestros corazones; son cadenas que nos mantienen cautivas a las heridas y los mensajes de esas heridas. Hasta que perdonas, sigues siendo su prisionera. Pablo nos advierte que la falta de perdón y la amargura pueden hundir nuestras vidas y las vidas de los demás (Efesios 4:31-32; Hebreos 12:15). Tenemos que deshacernos de todo. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Colosenses 3:13 Ahora bien, escucha cuidadosamente. El perdón es una decisión. No es un sentimiento. No trates de sentir el deseo de perdonar. Es un acto de la voluntad. 'No esperes para perdonar hasta que sientas el deseo de perdonar', escribió Neil Anderson. 'Nunca va a pasar. Los sentimientos se toman el tiempo de sanar después que se ha tomado la decisión de perdonar'. Le permitimos a Dios que saque a relucir el dolor de nuestro pasado, pues 'si tu perdón no visita el centro emocional de tu vida, estará incompleto'. Admitamos que duele, que importa y que escogemos extender perdón a nuestro padre, a nuestra madre, a aquellos que nos lastimaron. Con esto no estamos diciendo: 'Realmente no era importante'. No estamos diciendo: 'Después de todo, tal vez merecía algo de lo que me pasó'. El perdón dice: 'Estuvo mal. Muy mal. Sí importó y me lastimó profundamente. Y te libero. Te entrego a Dios'".
Jhon & Stasi Eldredge. Cautivante
"Desde las profundidades del alma, asciende mi clamor hacia ti, Padre de ternura. He bajado hasta las aguas profundas y estoy ahogándome. Levanto los ojos, y no veo nada. Estoy hundido en el hondo del barro, y sólo sombras rodean mis fronteras. ¿Cómo salir de aquí? Dame la mano, Padre mío. Aunque desfallezco de dolor, no quiero que el dolor ocupe el centro de mi alma. No quiero ser, Padre mío, un espectador compasivo de mis propias heridas y fracasos. No quiero girar, planeando como ave de presa en círculos concéntricos en torno a mis desdichas, como si mi existencia fuese el centro del mundo, como si no existieran más valores e intereses que los míos. No quiero que este horrible dolor me repliegue sobre mi mismo, sino que me haga salir, como en una aurora pascual y en una apertura solidaria, hacia los hermanos que me has dado. Quiero, Padre, en esta tarde, precisamente cuando el dolor y la muerte me derrotan aparentemente, establecer un reinado de liberación sobre el dolor y la muerte".
Ignacio Larrañaga. El Pobre de Nazaret
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Señor, hay nubes en el horizonte.
El mar está agitado.
Tengo miedo.
El recelo me paraliza la sangre.
Manos invisibles me tiran hacia atrás.
No me atrevo.
Una bandada de oscuras aves
está cruzando el firmamento.
¿Qué será?
Dios mío, di a mi alma:
Yo soy tu Victoria.
Repite a mis entrañas:
no temas yo estoy contigo.




El Avivamiento de Bogotá es genuino, conoce como el Espíritu de Dios  se mueve en nuestros días


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